Niños hiperactivos: conoce el perfil y cómo tratarlo

Los niños hiperactivos se caracterizan por su impulsividad, actividad desmedida, y bajo nivel de atención. Educar a un niño hiperactivo requiere cuidados especiales pero sobre todo, altas dosis de paciencia, dedicación y cariño. En nuestra guardería bilingüe en Valencia, contamos con las técnicas educativas más avanzadas para el completo desarrollo infantil de tu hijo.

¿Cómo saber si tu hijo es hiperactivo?

Generalmente, los padres y educadores descubren pronto uno o varios síntomas de hiperactividad. El niño suele tener dificultad para permanecer sentado durante mucho (o poco) tiempo, no permanece sentado para comer, tiene dificultad para concentrarse o escuchar, realiza mal sus trabajos escolares, no parece entender las explicaciones…

El llamado Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) se manifiesta a través de la conducta habitual del niño en multitud de aspectos:

  • Presenta un comportamiento excesivamente infantil y dependiente, propio de los niños de menos edad.
  • No es capaz de concentrarse ni de mantener la atención.
  • Es muy desorganizado y caótico en sus trabajos escolares y caseros.
  • No termina los juegos, los deberes ni la mayoría de actividades que emprende.
  • Está constantemente cambiando de postura y no es capaz de permanecer sentado en clase, a la hora de comer…
  • Realiza actos de forma impulsiva.
  • Gesticula de forma exagerada.
  • Corre y salta continuamente.
  • Tiene dificultad para relacionarse con otros niños ya que no sigue el ritmo del juego, no respeta los turnos o no entiende las reglas del juego.
  • Pierde u olvida cosas constantemente.
  • No obedece y tiene mal comportamiento en clase.

Para reconducir las malas actitudes (agresividad, desobediencia…) se utilizan las técnicas de cambio conductual. Según estas teorías, el comportamiento de las personas se adquiere, no es innato. Por ello se puede reconducir y modificar.

Pero para tener éxito, todo el entorno del niño debe implicarse en el proceso de educación infantil. Empezando por los padres y educadores. Hay que tener en cuenta que en ocasiones, los padres y personas del entorno más próximo pueden fomentar de forma inconsciente este tipo de comportamientos inadecuados: por ejemplo, darle algo que quiere para que no coja una rabieta o al contrario, aplacar la rabieta cediendo ante sus exigencias; quitar los castigos, ceder a los caprichos, dejar que sea él quien mande en casa… El niño percibe que la forma de conseguir lo que quiere es a través de exigencias y malos comportamientos.

Mediante la terapia conductual, poco a poco se va enseñando al niño a conseguir sus objetivos de forma positiva, mediante afecto, abrazos o alabanzas en lugar de ofrecerle chuches, juguetes o dejando que “se salga con la suya”.

Podemos utilizar multitud de recursos educativos:

  • Acordar con el niño un sistema de puntos o fichas canjeables por algo que le guste.
  • Ayudarle a resolver sus problemas diciéndole cómo debe hacer las cosas. En muchos casos, el problema surge porque el niño no sabe como actuar, ya que nadie le ha enseñado.

Para que las técnicas conductuales den resultado, hay que ser constantes y poner a prueba nuestra paciencia de padres. Los resultados merecen la pena. En el gabinete psicopedagógico de Chiquilín ponemos solución a este y otros trastornos propios de la etapa infantil.

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